12.11.2006

Discurso de aceptación de un pasaporte

Enrique Enriquez


¿Quiénes nos mueven verdaderamente el piso? ¿Quiénes son nuestros cimientos? ¿Cuándo y cómo los recordamos? La lista de agradecimientos que leerán a continuación, constituyó hace poco mi discurso de aceptación de mi nuevo pasaporte venezolano, tras cuatro años de intentar renovarlo legalmente, sin resultados. Mi pasaporte anterior pasó por varios ciclos de dry cleaning, lluvia, viento, agua, y tres renovaciones; y me enseño que la frase "no hay material" puede abrirte las puertas de cualquier país si la pronuncias encogiendo los hombros mientras muestras un pasaporte roído. El día que finalmente me dieron un pasaporte nuevo, la emoción fue tal que de inmediato tomé el pasaporte en mis manos y solté el discurso que tenía preparado para el día en que me ganase el Oscar.

Como no estoy haciendo nada para ganarme un Oscar, decidí salir de ese discurso en el consulado general de Venezuela; y para sacarle aún más el jugo, aquí se los coloco; pero antes, quiero enviarle un mensaje a los "inteligentes", esos que creen que pueden mejorar lo que no pueden hacer, y que siempre llegan al final de los procesos creativos, a decirte "te faltó esto", "te faltó aquello", o mi favorito en el top ten del enanismo moral: "te falta algo que no te sé decir". Los "inteligentes" siempre le echan a uno encima las influencias, como quien lapida a un pecador. Para mi, las influencias no son tejas que uno debe rodar para salir a la luz, sino escalones sobre los que uno se monta para alcanzar las metas. El objetivo final será el de convertirse uno mismo en escalón, para que, llegado el tiempo, otro se edifique encima. Es mezquino pensar que uno no le debe nada a nadie, y mediocre sugerir que alguien deba sentirse abochornado por esas deudas.

Estas son las mías:

- A mi papá, primero que nada y que nadie, le debo haberme enseñado lo que es la santidad ciudadana.

- A mi mamá y mis cuatro abuelos, porque recordarlos me hace invencible.

- A Oskar Kokoschka le debo el haber descubierto la Luz del Espíritu.

- A Emil Nolde le debo el saber que el instinto es diez veces más importante que el conocimiento.

- A Egon Schiele le debo el saber que las naranjas sirven para dar luz, cuando la que tiene hambre es el alma.

- A Harpo Marx le debo el saber cómo hablar sin palabras.

- A Groucho Marx le debo el saber cómo decir el resto de las cosas.

- A Walt Disney le debo el saber que la lógica jamás debe interponerse en el camino de una buena historia.

- A Juan Félix Sánchez le debo el saber escuchar a las piedras.

- A Alejandro Reverón le debo el saber que, cuando la realidad te defrauda, se debe crear otro universo.

- A Tex Avery, quien me enseño que para lo que hay que ver con un ojo basta.

- A Carlos Zerpa, por ser Carlos Zerpa.

- A Joseph Beuys, quien me enseñó que lo más vital de las galerías de arte son las liebres muertas.

- A Franceso Clemente le debo el saber que no importa lo que una ciudad te da, sino lo que recibe de ti.

- A Punx, quien me enseñó que magia es lo que pasa antes y después del truco.

- A Carl Herron, A.K.A. Brother Shadow, le debo el saber que se puede sobrevivir con sólo un buen cuento en el bolsillo.

- A Millard Longman, Kenton Knepper y Richard Busch les debo el saber que la magia no nos hace sobrenaturales, sino soberanamente humanos.

- A Milton Erickson, que me enseñó a tratar con las personas, una a la vez.

- Al Gran Henry le debo una inspiración temprana, y una amistad que me enorgullece.

- A Alejandro Jodorowsky le debo el secreto tras la verdadera magia.

- A Roberto Echeto, quien me enseñó que en mi esquina hay siempre alguien dispuesto a cortarme el párpado en vez de tirar la toalla.


Del consulado me fui pasaporte en mano. De ustedes me despido dejándoles algo en que pensar:

¿Cuánta gente conocen que pueda hacer estallar un objeto en llamas con tan solo mirarlo?

No mucha, ¿cierto?

¿No les parece una lástima?

Abrazos,

Enrique Enriquez

3 Comments:

Blogger carloszerpa said...

Bien Enrique
Yo también me siento orgulloso de ser tu amigo
Sabes que te quiero

11:11 a. m.  
Blogger carloszerpa said...

- A Roberto Echeto, quien me enseñó que en mi esquina hay siempre alguien dispuesto a cortarme el párpado en vez de tirar la toalla.
Si... si....
esos son loa amìgos que se hacen hermanos.

11:21 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

¡Qué viva Clint Eastwood!

12:22 p. m.  

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